luna llena y animales de la selva

Cuento: “¿A qué sabe la luna?”


A que sabe la luna es un precioso cuento que capta la atención desde el principio. Esta versión con mesa de luz es genial para irse a dormir.



Objetivos del cuento.

  • Fomentar la creatividad.
  • Trabajar la cooperación.
  • Potenciar el lenguaje.
cuento infantil
Cuento infantil a que sabe la luna
Ver letra (desplegar)

Hacía mucho tiempo, que los animales deseaban averiguar a qué sabía la luna.

Sería dulce o salada. Tan solo querían probar un pedacito.

Por las noches, miraban ansiosos al cielo se estiraban intentaban cogerla, alargando el cuello, las piernas, los brazos,… pero todo fue en vano y en el animal más grande pudo alcanzarla.

Un buen día, la pequeña tortuga, decidió subir a la montaña más alta para poder tocar la luna. Desde allá arriba estaba más cerca, pero la tortuga no podía tocarla.

Entonces, llamó al elefante: -si te subes a mi espalda tal ves lleguemos a tocarla.

Ésta pensó que se trataba de un juego, y a medida que el elefante se acercaba, ella se alejaba un poco más.

Como le faltaba y no podían tocar la luna, llamo a la jirafa: -si te subes a mi espalda, a lo mejor la alcanzamos.

Pero al ver a la jirafa, la luna se distancia un poco más. La jirafa se estiró y estiró el cuello cuanto pudo, pero no sirvió de nada y llamó a la cebra: -si te subes a mi espalda es probable que nos acerquemos más a ella.

La luna empezaba a divertirse con aquel juego y se alejó otro poquito. La cebra se esforzó mucho, mucho pero tampoco pudo tocar la luna y llamó al león: -si te subes a espalda quizá podamos alcanzarla. Pero cuando la luna vio al león volvió a subir algo más.

Tampoco esta vez lograron tocarla y llamaron al zorro: -verás como lo conseguimos si te subes a mi espalda dijo el león.

Al avistar al zorro, la luna se alejó de nuevo. Ahora solo falta un poquito de nada para tocarla, pero esta se desvanecía más y más.

Y el zorro llamó al mono: -seguro que esta vez lo logramos. Súbete a mi espalda. La luna vio al mono y retrocedió.

El mono ya podía ver la luna, pero de tocarla ni hablar.

Llamaron al ratón: -si te subas a mi espalda y la tocaremos.

Esta vio al ratón y pensó “seguro que un animal tan pequeño no podrá cogerme” y como empezaba a aburrirse con aquel juego, así, se quedó justo donde estaba.

Entonces el ratón subió por encima de la tortuga, del elefante, de la jirafa, de la cebra, del león, del zorro, del mono y ……… de un mordisco arrancó un trozo pequeño de luna.

Lo saboreo complacido y después fue dando un pedacito al mono, al zorro, a la cebra, a la jirafa, al elefante y a la tortuga y la luna les supo exactamente a aquello que más le gustaba a cada uno.

Aquella noche los animales durmieron muy muy juntos.

El pez, que lo había visto todo y no entendía nada dijo: -vaya, vaya, tanto esfuerzo para llegar a esa luna que está en el cielo , acaso no verán que aquí, en el agua, hay otra más cerca.

Y colorín colorado este cuento se ha acabado y por la boca de los animalitos se ha colado.


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